Roles de Género



Desde hace bastante tiempo, se lucha por conseguir políticas de género que busquen la equidad, lo cual no significa ser iguales hombres y mujeres, sino más bien una equidad tanto en derechos, deberes, libertades y roles, que se manifieste en los distintos ámbitos de la vida. Pero ¿cómo es posible que logremos tal propósito, si los principales obstáculos los colocamos nosotros desde la infancia, a través de las prácticas familiares que normalizan algunos comportamientos, los estereotipos de género y los convencionalismos arraigados socialmente? Estos hechos que repercuten en los roles de género que cada sujeto cumple, son el conjunto de papeles y funciones que conforman el modelo preestablecido de ser hombre o ser mujer en una sociedad determinada (López, 2007). De esta manera a los niños se les enseñará para que se identifiquen con roles típicos de hombres: valientes, competitivos, fuertes… y a las niñas, para que se identifiquen con los propios de las mujeres: pasivas, obedientes, dependientes, afectivas. Burin plantea que “hay evidencias considerables que indican que no es mentalmente saludable para una mujer ser femenina, al menos en el sentido estereotipado”. Estudios como el “Sex-role stereotypes and clinical judgementes of mental health”, de Broverman, Clarkson, Rosenkrantz y Vogel (1970), indican que las características femeninas, incluyendo la pasividad-dependencia, son clasificadas como menos maduras, menos saludables y menos competentes socialmente que la descripción estereotipada de la masculinidad. Dentro de sus conclusiones, destaca que “la pasividad-dependencia no es mentalmente saludable, y lejos de ser conducente al desempeño de las funciones femeninas tradicionales (esposas, madres) más bien están asociadas con un pobre desempeño” (Burin, 1987, p. 216).

Cabe destacar que éstas son categorías binarias impuestas por el sistema patriarcal en el que nos desenvolvemos día a día, el cual se orienta a la heterodesignación, excluyendo así a otros géneros que no respondan a estas categorías y expectativas sociales.

La transmisión y aprendizaje de roles se da a través de los medios de comunicación, el colegio, lenguaje, historia, etc. Incluso, los juegos y juguetes, cuentos, películas y publicidad exponen e indican qué roles, sentimientos, actitudes, y comportamientos debemos tener según seamos hombres o mujeres. Sin embargo, la adquisición de la mayoría de los roles tiene sus raíces en las experiencias vividas durante la primera infancia, principalmente en el seno familiar, a través de miradas, vestimentas, gestos, formas de hablar y de expresar, lo que resulta ser un aprendizaje emocional y profundo, que en parte se da a través de la observación y la imitación de un modelo, generalmente con el padre del mismo sexo.

Se produce así en estos años, un proceso de tipificación sexual en el cual los niños van captando y adquiriendo mensajes de la sociedad, acerca de las pautas de conducta que diferencian uno u otro sexo. Conjuntamente, los niños serán recompensados por comportamientos “propios” del género al que pertenecen y castigados por aquellos comportamientos que no obedezcan a lo socialmente esperado. De este modo se estructurará pero también limitará el desarrollo personal y social de las personas, por determinadas normas que imponen una manera de funcionar y comportarse, afectando su calidad de vida y salud al tener que asumir prejuicios y estereotipos.

Por tanto, si aspiramos a contribuir realmente a una equidad de género, es importante que se eduque a las personas desde pequeñas, transmitiendo patrones de conducta, que favorezcan la toma de conciencia de la existencia de diversidad de género, distintas maneras de ser y estar en el mundo y faciliten una contribución hacia procesos inclusivos de la sociedad.

Producir cambios en relación a una mayor equidad de género y en especifico a los roles entregados socioculturalmente, no es sencillo ni rápido. Por tanto, si pretendemos generar cambios con la finalidad de contribuir a que se dé tal equidad, en la que los roles de las personas no sean solo el resultado de una estricta construcción social y cultural, sino mas bien modos socialmente variables de funcionar y de desempeñar uno o varios roles que se den a partir de la libre elección, es importante que miremos a nuestros niños y eduquemos desde esta perspectiva, para no tan solo romper con la estructura de a quién le pertenece cada rol, sino más bien para construir una sociedad que se fundamente en una mayor libertad.
Ivanna Robles

Alternativas de Atención

  • Psicoterapia individual a adultas/os, adolescentes, niñas y niños
  • Atención Psiquiátrica
  • Terapia Familiar
  • Terapia de Pareja
  • Terapia de Grupo
  • Psicoterapia Reparatoria a personas víctimas de violencia
  • Terapia de Revinculación
  • Psicoterapia a Hombres que ejercen violencia
  • Pericias Psicológicas forenses
  • Evaluación de Habilidades Parentales
  • Psicodiagnóstico
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